Adonías intentó usurpar la realeza mientras su padre, el rey David, no se encontraba bien. Mientras Adonías lo celebraba, su padre ungió a Salomón como rey legítimo. Adonías huyó despavorido hasta que Salomón le perdonó. La Biblia atribuye la rebeldía de Adonías a no haber sido disciplinado por su padre cuando era niño.