Jehú era un jefe militar del Reino del Norte que fue ungido rey por el profeta Eliseo. El profeta también le ordenó que destruyera al rey Joram (hijo del rey Ajab) y a su familia, y así lo hizo. Jehú mató a todos los sacerdotes de Baal y convirtió su templo idólatra en un retrete. Por desgracia, tras convertirse en rey, Jehú no siguió el camino de Dios.