Cuando el mundo está agitado, es natural que la gente sienta miedo. El Salmo 46 describe esos momentos en los que reinan la inestabilidad y el conflicto. Veamos nuestro versículo junto con los dos que le siguen:
Dios es para nosotros refugio y fortaleza, ayuda en las tribulaciones, muy presente. Por eso no temeremos, cuando la tierra se transforme y los montes se desplomen en el corazón del mar, aunque sus aguas bramen y espumen y los montes tiemblen con su oleaje, Selah – Salmos 46:2-4
La fuerza para afrontar los tiempos difíciles
Nuestro versículo no declara únicamente que Dios nos protege, salvándonos de los tiempos difíciles. Este versículo lleva la providencia de Dios en tiempos de crisis más allá de la mera protección. El versículo afirma que Dios es nuestro «refugio y fortaleza». La palabra hebrea para fuerza, oz, significa mucho más que fuerza física. Oz implica también fuerza de espíritu, lo que llamaríamos audacia y valor.
No se trata de un punto menor. Todo el Salmo 46 habla del dominio de Dios sobre la historia. Los tiempos de agitación e inseguridad nos inquietan a todos. Son tiempos de transición histórica. Nuestro versículo nos enseña que la fe en Dios nos da la confianza, el optimismo y la fuerza de espíritu para afrontar tiempos tan difíciles. Como personas de fe en el Dios de la Biblia, sabemos que el final de la historia de la humanidad es, en última instancia, bueno. Los tiempos oscuros son temporales. Y lo que es más importante, también sabemos que tenemos un papel que desempeñar. Dios no es sólo un refugio. También es nuestra fuerza, nuestra audacia. La fe en Dios nos capacita para librar el buen combate cuando el mundo se convierte en un lugar oscuro.
Dios nos ayuda
Pero no se trata sólo de que Dios nos proteja y nos dé confianza y fuerza. También es una «ayuda». En otras palabras, no se limita a darnos poder, dejándonos hacer todo el trabajo. También nos ayuda. La palabra hebrea para «ayuda», ezra, siempre implica una asociación. Dios nos anima y nos da poder para actuar. Cuando lo hacemos, Él trabaja a nuestro lado, ayudándonos en la batalla.
Éste es un punto importante. No somos nosotros quienes ayudamos a Dios, sino Dios quien nos ayuda a nosotros. Evidentemente, Dios podría resolver todos los problemas de la humanidad en un instante. Dios podría revelarse al mundo como hizo con las Diez Plagas y la división del Mar Rojo en Egipto. Podría realizar signos y prodigios y hacer todo el trabajo por nosotros. Pero eso no es lo que Dios quiere de Su reino. Dios quiere que luchemos contra el mal. Quiere que dirijamos la historia en la dirección correcta. Él protege. Él da poder. Él ayuda. Pero somos nosotros, personas de fe, quienes debemos librar y ganar las batallas entre la verdad y la mentira, el bien y el mal.
Muy presente
Por último, el versículo termina con una afirmación inusual sobre Dios. En hebreo, las palabras finales del versículo son nimtza me’od. Nimtza significa «presente» o «encontrado». Me’od significa «muy». La traducción más exacta de estas dos palabras es «muy presente». Muchas traducciones traducen esta frase como «siempre presente». Esto es ligeramente incorrecto. «Siempre» significa «siempre». En hebreo sería tamid, no me’od. Como se ha dicho, me’od significa «muy», no «siempre». ¿Qué significa esto?
Decir que Dios está «siempre presente» significa, sencillamente, que siempre está ahí. Aunque es cierto, éste no es el sentido del final de nuestro versículo. Nuestro versículo describe a Dios como «muy presente» en tiempos difíciles. ¿Qué significa decir que Dios está «muy» presente?
Los tiempos de crisis revelan a Dios
Me gustaría sugerir que esta frase no se refiere al alcance de la protección o la ayuda de Dios en tiempos difíciles. El hecho de que Dios esté con nosotros, fortaleciéndonos, protegiéndonos y ayudándonos, ya ha quedado cubierto al principio del versículo.
Tras este versículo inicial, el Salmo 46 pasa a describir el dominio de Dios sobre la historia. Por ejemplo:
Cuando los tiempos son estables y el mundo transcurre con normalidad, es fácil olvidar que Dios tiene el control. Dios tiene un plan para la historia, pero con nuestra perspectiva limitada, rara vez vemos ese plan en acción. Las épocas de problemas, guerra e inestabilidad revelan a Dios. Cuando las naciones se levantan y caen, el plan de Dios se hace más claro y visible. Creo que ésta es la intención del final de nuestro versículo. Dios está «muy presente» cuando el mundo está en crisis. Por supuesto, Dios siempre está presente. Pero no siempre sentimos Su presencia tan claramente. Pero cuando los tiempos se ponen difíciles, cuando las naciones suben y bajan y el mundo está en crisis, Dios se hace más visible. Se hace «muy presente».
Dios nos protege y nos da poder. Quiere que tomemos la iniciativa de entrar en el campo de batalla en tiempos de crisis. Él está con nosotros y nos ayudará. Y cuando experimentamos la agitación histórica, cuando luchamos por la verdad y el bien, la presencia de Dios se hace aún más presente y perceptible.
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