Cuando tenía diez años, fuimos en coche de Nueva Jersey a Baltimore. Por el camino, hicimos una breve parada en Filadelfia, donde decidimos explorar el Independence Hall, la Casa de la Moneda y, por último, la Campana de la Libertad. Mientras nos acercábamos a la emblemática campana agrietada, no pude evitar fijarme en la inscripción:
Este versículo parecía una conexión adecuada entre la idea de libertad de la Biblia hebrea y la de los padres fundadores. Sorprendentemente, este versículo también ocupa un lugar central en la comprensión de la fiesta judía de Rosh Hashaná (Año Nuevo judío).
El momento culminante de Rosh Hashaná es el toque del shofar, el cuerno de carnero. El versículo nos instruye
Aunque la traducción inglesa explica el versículo en el sentido de que es un día en que se hace sonar el shofar, la palabra shofar no aparece realmente en el versículo. En realidad, el versículo dice que debe ser un día de teruah, refiriéndose a un sonido o estallido, pero no especifica qué instrumento utilizar para hacer ese sonido. Fueron los sabios judíos quienes dedujeron que se necesita un shofar, basándose en un versículo sobre el año del Jubileo que especifica que debe tocarse un shofar para hacer sonar la teruah:
Este versículo precede inmediatamente al versículo anterior inscrito en la Campana de la Libertad. El verso completo dice
En el Yom Kippur (Día de la Expiación) del año del Jubileo, se hizo sonar el shofar, se liberó a los esclavos y se declaró la libertad en toda la tierra.
Los sabios entendieron que, al igual que los toques de teruah emanan de un shofar en el año del Jubileo, también debe utilizarse un shofar para hacer sonar la teruah en Rosh Hashaná. Pero ¿es esta conexión una mera inferencia textual, o existe un vínculo más profundo entre el Jubileo y Rosh Hashaná?
Según la tradición judía, Rosh Hashaná es un día de juicio. Puesto que nos sometemos a juicio, es esencial arrepentirnos de nuestros pecados y comprometernos a mejorar. Maimónides explica que este sistema de juicio y arrepentimiento depende de un concepto fundamental: el libre albedrío. Sólo si tenemos la libertad de elegir entre el bien y el mal podremos ser considerados responsables de nuestros errores y recompensados por nuestros aciertos. Sólo si poseemos albedrío puede esperarse de nosotros que nos arrepintamos y crezcamos.
Ésta es la conexión entre Rosh Hashana y el año del Jubileo. En el Jubileo, época en la que hacemos sonar un shofar, nuestros esclavos quedan libres. Del mismo modo, en Rosh Hashaná, el shofar nos recuerda que somos libres para elegir vidas de bien sobre el mal, lo correcto sobre lo incorrecto y la vida sobre la muerte.
Algunas personas tienden a ver sus defectos con una perspectiva determinista, pensando: «Así soy yo». Esta perspectiva puede ser conveniente porque nos exime de responsabilidad. Sin embargo, cuando se juzga en Rosh Hashaná, este punto de vista no es una opción. Oímos el estruendo del shofar y parece gritarnos: «¡Eres libre! No estás atado por ningún destino predeterminado».
La libertad es un concepto hermoso, pero conlleva su cuota de responsabilidades. Ser libre significa asumir el peso de la responsabilidad, abrazar el albedrío y rendir cuentas. A veces, estas cargas pueden parecer pesadas, pero a largo plazo infunden sentido a nuestras vidas. Nos capacitan para hacernos cargo de nuestras vidas, celebrar nuestros logros e inspirar a los demás.
Este Rosh Hashaná, esforcémonos por interiorizar la llamada del shofar: ¡somos libres!