Tras ganar las elecciones a 16º Presidente de los Estados Unidos, Abraham Lincoln invitó a tres de sus rivales a formar parte de su gabinete. Como señaló uno de sus antiguos rivales, William Henry Seward, este acto de magnanimidad puso de relieve un nivel de desinterés y grandeza de espíritu que iba casi más allá de lo humano. Seward declaró más tarde: «El Presidente es el mejor de nosotros», un testimonio de la incomparable capacidad de Lincoln para dejar a un lado el ego personal en aras de la unidad y el interés nacionales.
Según el rabino Jonathan Sacks, esta viñeta histórica encuentra un profundo eco en la porción de la Torá de Tetzavé (Éxodo 27:20-30:10). En esta porción de la Torá, la narración cambia su enfoque de Moisés, el líder por excelencia de los israelitas, a su hermano Aarón, el primer Sumo Sacerdote, ordenando a Moisés que nombre sacerdotes a Aarón y a sus hijos y hablando de la vestimenta especial que deben llevar. De hecho, el nombre de Moisés no aparece ni una sola vez en toda la porción de la Torá.
¿Cuál es el mensaje de esta división de poderes y por qué se omitió el nombre de Moisés en esta porción de la Torá?
El rabino Sacks explica que Dios no quiere que un solo individuo tenga demasiado control. Por eso, el sacerdocio fue otorgado a Aarón y no a Moisés, que ya era el líder político y principal profeta de la nación. De este modo, la Torá garantiza un sistema de controles y equilibrios.
Pero la lección de esta porción de la Torá es mucho más profunda.
Cuando Moisés fue elegido líder del pueblo judío en la zarza ardiente, Dios le dijo que Aarón iba a su encuentro «y se alegrará de verte»(Éxodo 4:14). A pesar de que Aarón era tres años mayor que Moisés, se alegró mucho por el nombramiento de Moisés y no albergó ningún sentimiento de envidia. Esto rompió el patrón bíblico de rivalidad entre hermanos visto hasta ese momento. Del mismo modo, la orden de Dios a Moisés de otorgar el sacerdocio a Aarón, un papel que él mismo nunca cumpliría, se convierte en una prueba de su carácter:
¿Podría Moisés mostrar la misma generosidad de espíritu que le había mostrado Aarón?
La Torá responde rotundamente en sentido afirmativo, mostrando la humildad de Moisés y su capacidad para dar cabida a otra forma de liderazgo junto a la suya. La ausencia del nombre de Moisés en Tetzavé no es una omisión, sino una poderosa afirmación: los mayores líderes son aquellos que no necesitan un reconocimiento constante para validar su valía. Comprenden que el liderazgo consiste en elevar a los demás, crear un legado de éxito compartido y fomentar un entorno en el que todos puedan prosperar.
La porción de la Torá de Tetzavé nos ofrece una lección intemporal sobre el liderazgo. Nos enseña que la fuerza de un líder reside en su humildad y en su capacidad para dar poder a los demás. Como el ejemplo de Abraham Lincoln, Tetzavé nos enseña que el verdadero liderazgo no consiste en acumular poder, sino en distribuirlo sabiamente. Requiere humildad, capacidad para dejar espacio a los demás y habilidad para celebrar los éxitos de los demás como propios.
El mensaje final es claro: cuanto menor es el ego, mayor es el líder. En un mundo hambriento de liderazgo auténtico, las historias de Moisés, Aarón y Abraham Lincoln nos recuerdan que el camino hacia la verdadera grandeza está pavimentado con humildad, generosidad y el valor de compartir el protagonismo con los demás.
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