En honor del 75 aniversario de Israel, Israel365 se complace en lanzar una nueva serie de ensayos que desvelarán los secretos de la Biblia hebrea.
Extraído del próximo libro del rabino Akiva Gersh, 75 palabras hebreas que necesitas para entender la Bibliaestos ensayos iluminan la conexión entre palabras hebreas relacionadas, revelando secretos bíblicos sólo accesibles a través del hebreo.
Disfruta de la serie – ¡y feliz 75 cumpleaños al Estado de Israel!
עוֹלָם
OLAM
OH-LAHM
MUNDO
כי אמרתי עולם חסד יבנה שמים תכן אמונתך בהם.
תהלה לדוד ארוממך אלוהי המלך ואברכה שמך לעולם ועד.
Olam, «mundo» en hebreo, se utiliza con frecuencia en la forma l’olam, que significa «para siempre». Cuando la Biblia describe el dominio de Dios sobre el olam, el mundo, lo hace destacando que el dominio de Dios es l’olam, infinito y eterno.
Olam comparte una raíz gramatical con la palabra hebrea ne’elam, que significa «oculto». Los pensadores judíos explican que existen muchos más mundos más allá del físico que experimentamos en nuestra vida cotidiana. Se trata de los reinos espirituales superiores, incluido el reino de los ángeles, que influyen en nuestro mundo físico y son influidos por él, concretamente a través de las acciones humanas. Cuanto más elevado es el mundo, más singular se vuelve, tendiendo hacia la unidad. En la cima de todos los mundos está la unidad pura de Dios. Sin embargo, para el ojo humano, los aspectos más profundos de nuestra palabra permanecen ocultos. Nos cuesta ver y comprender el modo en que Dios está directamente implicado en todos y cada uno de los momentos de nuestra vida. La verdadera realidad del mundo permanece oculta a nuestros ojos.
Los cabalistas explican que Dios creó el mundo para dar, como dice el versículo: «Yo declaro: ‘Se construirá un mundo de bondad'» (Salmos 89:3). Antes de que se creara el mundo, sólo existía Dios mismo, y no había nadie a quien dar. Dios creó el mundo para que hubiera creaciones capaces de recibir lo que Él quiere dar. «Y creó Dios al hombre a Su imagen» (Génesis 1:27). Al dar a los demás, el hombre emula a su Creador y, junto con Dios, cumple el propósito de la creación del mundo.
