En honor del 75 aniversario de Israel, Israel365 se complace en lanzar una nueva serie de ensayos que desvelarán los secretos de la Biblia hebrea.
Extraído del próximo libro del rabino Akiva Gersh, 75 palabras hebreas que necesitas para entender la Bibliaestos ensayos iluminan la conexión entre palabras hebreas relacionadas, revelando secretos bíblicos sólo accesibles a través del hebreo.
Disfruta de la serie – ¡y feliz 75 cumpleaños al Estado de Israel!
לֶחֶם
LECHEM
LEH-CHEM
PAN
ויאמר יהוה אל משה הנני ממטיר לכם לחם מן השמים ויצא העם ולקטו דבר יום ביומו למען אנסנו הילך בתורתי אם-לא.
נתן לחם לכל בשר כי לעולם חסדו.
Lechem, la palabra hebrea que significa «pan», se utiliza a menudo para referirse a la comida y al sustento en sentido más amplio, como en el versículo de los Salmos: «El que da pan a toda carne, porque es eterna su misericordia» (136:25).
En el judaísmo, el pan representa la forma más completa y elevada de alimento, digna de que se recite sobre él una bendición única: «Bendito eres Tú, Dios, Rey del universo, que haces brotar pan de la tierra». Debido a su elevado estatus, los sabios exigen que nos lavemos y purifiquemos ritualmente las manos antes de comer pan, y en Shabat y en las fiestas judías, las comidas deben incluir pan para reflejar la elevada santidad del día.
En el Tabernáculo, y más tarde en el Templo que se alzaba en Jerusalén, cada semana se cocían panes especiales que se colocaban en mesas de oro frente a la Menorah, el candelabro de oro. Estos panes se llamaban lechem hapanim, literalmente «pan de caras»; como el pan se cocía en moldes, las hogazas resultantes tenían dos «caras» o lados. En la festividad de Shavuot, se llevaba una ofrenda especial de dos panes para celebrar y bendecir la recolección de la nueva cosecha de trigo.
Miljama, la palabra hebrea para «guerra», contiene las mismas letras que lechem, pues a menudo puede parecer una lucha, o una «batalla», ganarse el pan y llegar a fin de mes. Por esta razón, el milagro del pan de maná que Dios proporcionó a los israelitas durante 40 años en el desierto fue también una prueba. Se ordenó al pueblo que sólo recogiera la cantidad precisa que necesitara para cada día y que confiara en que Dios seguiría proporcionándoles lechem , día tras día.
