En honor del 75 aniversario de Israel, Israel365 se complace en lanzar una nueva serie de ensayos que desvelarán los secretos de la Biblia hebrea.
Extraído del próximo libro del rabino Akiva Gersh, 75 palabras hebreas que necesitas para entender la Bibliaestos ensayos iluminan la conexión entre palabras hebreas relacionadas, revelando secretos bíblicos sólo accesibles a través del hebreo.
Disfruta de la serie – ¡y feliz 75 cumpleaños al Estado de Israel!
בְּרָכָה
BRACHAH
BRA-CHAH
BENDICIÓN
ואברכה מברכיך ומקללך אאר ונברכו בך כל משפחת האדמה.
ואכלת ושבעת וברכת את יהוה אלהיך על הארץ הטבה אשר נתן לך.
Recibir brajot, bendiciones, es de vital importancia en la Biblia. Rebeca deseaba tan desesperadamente que Jacob recibiera la bendición de Isaac en lugar de Esaú, que diseñó todo un plan para engañar a Isaac y asegurarse de que Jacob recibiera la bendición. Al final de su propia vida, Jacob bendice a cada uno de sus hijos. También Moisés bendice a cada una de las tribus de Israel antes de morir.
¿Por qué son tan importantes las bendiciones? Una brajá, cuando la da una persona verdaderamente temerosa de Dios, es una poderosa herramienta para manifestar en el mundo algo de lo que actualmente carece. Abre caminos espirituales para que las bendiciones de Dios entren en el mundo y cambien la vida de alguien.
También se encuentra en la Biblia un segundo tipo de brajá : dar gracias a Dios por todo lo que tenemos y reconocer que Dios es la fuente de todo.
«Comerás y te saciarás, y bendecirás al Señor, tu Dios, por la buena tierra que te ha dado» (Deuteronomio 8:10). Este versículo es la raíz de la práctica judía de recitar bendiciones antes y después de comer. Está prohibido disfrutar de cualquiera de los placeres del mundo sin antes bendecir a Dios.
La raíz gramatical de la palabra brajá es berech, «rodilla», y connota arrodillarse con humildad ante Dios, subrayando la importancia de mostrar gratitud hacia Dios.
Las bendiciones son un medio para dirigirnos a la presencia de Dios en todo momento, ayudándonos a mantener un contacto constante con nuestro Creador. Son un remedio contra el olvido, pues nos recuerdan que debemos maravillarnos continuamente ante la grandeza del mundo de Dios.